Cuando nos enteramos de que el ramo tiene trabajo en grupo, tendemos a estresarnos un poco más: nos preocupa la coordinación del tiempo, cómo repartimos el trabajo, cómo cumpliremos con los entregables, informes, presentaciones… y si esto era algo que ya nos inquietaba, ahora hacer todo lo anterior a distancia, suma algunos desafíos.

Les presentaremos algunas buenas prácticas que nos han sido útiles al momento de trabajar en equipo y sobre todo, en momentos de distancia social:

1. Conocer a tus compañeros(as)

En ocasiones, los grupos los asigna el equipo docente, otras veces te juntas con tus amigos(as) y en otros casos, el grupo es una mezcla diversa entre algunos que se conocen y otros que no. Antes de partir, es bueno conocerse, saber los intereses de los demás y así, entender para qué son buenos y cómo pueden aportar al trabajo común. Lo que nos ha funcionado, es hacer una primera reunión con el objetivo de conocerse, en una instancia más distendida (obvio que siempre on-line): puede ser un desayuno, un café o la once, ¡lo que encuentren más adecuado!

Recomendación personal: una forma que me ha servido para generar más confianza, es tener el video activado: ver con quién estoy interactuando me ayuda a generar más empatía, incluso si a veces pasa alguien por atrás, una mascota, un niño, lo que sea, nos ayuda también a entender en qué condiciones la otra persona está trabajando.

2. Agendar un horario de trabajo constante en el tiempo

No importa si tienen entregable o no, agenden un horario fijo de trabajo y reúnanse en ese horario. Definan el medio (Zoom, Google hangouts, Skype, etc).    

3. Partir con el estado de ánimo

Independiente de la pandemia (o no) que estemos viviendo, nuestro estado de ánimo afecta cómo nos disponemos frente a la vida y a los desafíos que se nos presentan. Compartir con tu equipo tu estado de ánimo, te ayudará a estar consciente de cómo te dispones al trabajo y al mismo tiempo, al escuchar a otros, nos ayuda a trabajar nuestra empatía y entender cómo está la otra persona.

4. Anotar compromisos y avance comprometido

Y revisarlo! En cada reunión, una práctica que llevo desde hace años, es el registrar los compromisos que cada persona toma en la reunión, y al inicio de la siguiente reunión, revisarlos y cada uno, reporta el cumplimiento y avance. Es importante que declaremos cuándo necesitamos ayuda o si una tarea fue más compleja de lo anticipado, renegociar los plazos.

5. Mantener un sistema de almacenamiento de la información centralizado

Ya sea Google Drive,  Dropbox, u otro, mantener los documentos que se van generando de forma centralizada, los ayudará a colaborar de mejor forma. Evitar tener infinitas versiones (hoy la tecnología nos permite volver a versiones anteriores del trabajo!) y mantener actualizada la información. Ideal si tienen un registro de sus compromisos (punto 4), carpetas por cada tópico o entregable, etc. Definan un sistema y síganlo.


Estas son algunas de las buenas prácticas que he aplicado a lo largo de mi vida (tanto universitaria como en el trabajo) y que me han resultado, pero por su puesto que puede haber muchas más! 

Los leemos, compartan sus propias experiencias!

Macarena Zárate Díaz – Linkedin

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